Maialen Lujanbio + Alessandro Bosetti.
Dave Phillips.
Francisco Meirino.
Francisco Meirino+Dave Phillips.
Cellule d'Intervention Metamkine.
Ayer me estuve en Bera con el motivo del día grande del ERTZ 11. Un cartel bastante completo, aunque a alguno de ellos he de reconocer que no lo conocía. Me voy a atrever a hacer una crítica constructiva, intentando ser sincero con mis impresiones, halagando o metiendo caña a lo que desde mi punto de vista se lo merece.
-Maialen Lujanbio + Alessandro Bosetti:
Esta chica, la txapeldun, me cae bien. Sí, no sé, tiene algo que me gusta, a pesar de que yo -asturiano aunque lo niegue y vasco wannabe- no entienda apenas lo que dice. Hay algo en su actitud que me gusta, una humildad o sencillez bajo las que descansa la creatividad, que me parecen atrayentes. A pesar de todo, creo que la mezcla con Bosetti no terminaba de calar. Una unión sugerente, desde luego, dispar y post-psychofolk, pero que no acababa de empastar realmente. También reconozco, aún así, que el trabajo de Bosetti no es muy de mi agrado por lo que difícilmente podría hacer un juicio objetivo de esta mezcla.
-Dave Phillips:
Mira, no te creo. Soy vegetariano y aún así no te creo. No me creo tu actitud ni todo lo que le acompaña. El maltrato animal no es algo que me tenga que creer, es una realidad tajante como un muro, pero tu arte no me lo trago. Es pura representación, en muchos planos. No representación entendida como ilustración, como imitación de sonido de una fuente reconocible, sino autorrepresentación: actuación de uno mismo. Nada de sinceridad sino pura estrategia de agitación que no me creo. A nivel estrictamente sonoro, las partes más densas me gustaban mucho porque las sentía más presentes, más "aquí", más sonido que sale directamente de la superficie del equipo... mientras que otros sonidos eran más representacionales, tampoco en el sentido ilustrativo sino en el sentido de que provenían de un supuesto espacio ideal más allá del primer plano sonoro. Trampantojo auditivo.
-Francisco Meirino:
Me gustó bastante. Si bien al principio parecía que se iba a tratar de algo ya muy visto, con su dialéctica de imitación de espacio, sonido crujiente y ventosidades, sólo duró un poco para luego estar articulado de forma correcta con una parte más lineal, con timbres bastante cuidados, aunque con cierta referencialidad que no me acababa de convencer. A nivel estructural sí creo que la primera parte cogió sentido gracias a todo el resto de la pieza, conformándose como dos cosas que construían una. Muy chulos los timbres en algunos momentos, sobretodo ciertos agudos con texturas bien conseguidas. Una forma de articular que me recordó bastante a Xedh y a Larraskito en general. A pesar de todo, quizá faltó un poco de chicha, no precisamente presión sonora ni volúmen, sino algo que activara todo, lo levantara y le diera sentido.
-Francisco Meirino + Dave Phillips:
Bueno, correcto. Fue una situación bastante cómoda, eso sí. No sentí la tensión de una improvisación frágil, en la que hay un peligro de que todo se rompa y se vaya al carajo. Creo que no estaban en la cuerda floja, pero qué difícil es estarlo. Se diferenciaba muy bien qué sonidos hacía cada uno, tanto por el carácter de éstos como por el balance del sonido en el equipo: Meirino sonaba más a la izquierda, Phillips más a la derecha. Una improvisación de masa sonora en la que eché de menos la articulación de diferentes partes, la construcción de algo común y externo en lugar de la inmersión autistoide. Miedo al silencio y otra vez el sonido-representación que no sale del equipo sino de un espacio ideal más allá. Phillips me ponía nervioso con sus requisitos post-góticos de quitar todas las luces, a veces esas estrategias un poco pseudopitagóricas cubren todo de un halo que consigue el efecto contrario al supuestamente deseado. Pero bueno, correcto, estuvo bien.
-Cellule d'Intervention Metamkine:
Bueno, está claro que esta gente es muy buena, pero desde mi opinión... no sé, no sé. El tema este del cine abstracto se me vuelve muchas veces superficial, y si lo unes a efectos sonoros ya se convierte todo en una audiovisualidad molongui de esa que intenta atraparte y a mí personalmente no lo hace. Imágenes abstractas ya un poco pasadas, como de otra época, y trucos visuales efectistas algo obvios (poner objetitos o las manos delante de linternas o la luz del proyector mientras las imágenes están corriendo en la pantalla) para conformar un intento seductor de experiencia pseudoepiléptica. Para fliparlo, vamos, pero yo personalmente no lo flipé. No me atrapó, me pareció un esteticismo epidérmico que no iba más allá del efecto y el intento de deslumbrar los sentidos. Además, y esto sí que es pura opinión, creo que el metraje se excedió y se me hizo muy largo.
Saludos,
Héctor.